INGREDIENTES:
3/4 de taza de margarina o mantequilla sin sal
1 taza de azúcar moreno
1/8 de taza de tofu o un huevo
1/4 de taza de melaza
1 3/4 tazas de harina de trigo integral
1/2 cucharadita de sal
3 cucharaditas de canela en polvo
1 1/2 cucharaditas de clavo molido
5 cucharaditas de jengibre en polvo
1/8 de taza de azúcar granulado
2 cucharaditas de bicarbonato de sosa
1/2 taza de jengibre cristalizado, picado toscamente (opcional)
ELABORACIÓN
Precalentar el horno a 175º C. Revestir una fuente para galletas con papel pergamino. Usando una batidora, haz una crema con la margarina y el azúcar. Añade el tofu o el huevo y la melaza, sin dejar de batir. Pon los ingredientes secos en un recipiente mediano, tamizándolos, y luego incorpóralos a la mezcla, removiendo cotinuamente. Añade el jengibre cristalizado. Con la masa, haz unas bolitas de 2,5 cm y reboza un lado con el azúcar granulado. Pon el lado que tiene el azúcar hacia arriba sobre la fuente para el horno. Deja unos 7 cm entre galleta y galleta. Hornea entre 10 y 12 minutos. Deja enfriar sobre una rejilla y...¡listas para saborear!

Gawain y el caballero verde


En la corte de Arturo la fiesta de Nochevieja fue interrumpida en una ocasión por la irrupción de un Caballero Verde que llevaba una hacha en la mano. Con ella, retó a los presentes a cortarle la cabeza. La apuesta era que tenían que someterse al mismo trato la Nochevieja del año siguiente.
Gawain, sobrino de Arturo, aceptó el reto y cortó la cabeza del extranjero de un solo tajo. Creyendo que la partida había terminado, todos quedaron asombrados al ver que el cuerpo verde recogía la cabeza y se iba del lugar. En su camino la cabeza llamó a Gawain y le dijo que al cabo de doce meses se presentase en la Capilla Verde.
A Gawain le costó diez meses encontrar la Capilla Verde. Por Nochebuena llegó a un castillo situado a poca distancia del lugar al que se dirigía, y su señor, sir Bertilak, le invitó a pasar allí las Navidades. Bertilak le propuso descansar antes de la prueba y ser entretenido por su esposa. Bertilak pretendía pasar el tiempo cazando y decidió que cada noche él y Gawain se cambiarían lo que hubieran cobrado durante el día.
Bertilak desapareció con sus sabuesos durante tres días mientras su esposa visitaba la habitación de Gawain. Éste no recibió de ella más que besos, que cambió cada noche a su anfitrión por la caza cobrada. Pero el tercer día Gawain recibió de la dama algo más, un cinto verde, que no mostró a Bertilak.
Llegado el momento, Bertilak proporcionó a Gawain un guía para que le condujese a la Capilla Verde. El guía intentó asustarle avisándole de los peligros del ocupante. Pero Gawain siguió su camino con valor. En la capilla le esperaba el Caballero Verde con el hacha preparada. Gawain se quitó el yelmo y se arodilló ante él; el caballero le asestó al cuello tres hachazos fingidos. El tercero le rozó y su sangre brotó.
Gawain estaba perplejo, hasta que su torturador le explicó que era Bertilak transformado por la bruja Morgana a din de poner a prueba el valor de los caballeros de Arturo. Los dos primeros hachazos que le lanzó correspondían a las dos ocasiones en que Gawain le había entregado fielmente lo logrado durante el día. El tercero, del que brotó sangre, era un reproche por no haberle entregado Gawain el cinto verde.
A partir de entonces Gawain llevó siempre el cinto verde para que le recordase su error.

Día de la Tierra

El 22 de abril de 1970 más de 20 millones de norteamericanos se movilizaron para aumentar la escasa conciencia sobre la fragilidad del planeta.

El evento promovido por las organizaciones sociales fue bautizado con el nombre de Día de la Tierra (Earth Day), y puede considerarse como el nacimiento del moderno movimiento ecologista. La presión social tuvo sus frutos y el Gobierno de EE UU creó la EPA (Agencia de Protección Ambiental) y promulgó la “Clean Air Act”.

Dos años después se celebró la primera cumbre mundial sobre medio ambiente: la Conferencia de Estocolmo. El “espíritu de Estocolmo” sirvió para sensibilizar, aunque insuficientemente, a los gobiernos y a la sociedad civil sobre la magnitud de los problemas que afectan al medio ambiente en que se desarrolla nuestra existencia, pero es indudable que el Plan de Acción y las recomendaciones emanadas de Estocolmo no se han traducido aún en una acción decidida.

En 1990 se organiza de nuevo el Día de la Tierra, esta vez en todo el mundo. La celebración fue todo un éxito: más de 1000 ONGs organizaron actos en 140 países y se estima que participaron del orden de 200 millones de personas. Al igual que en la primera celebración dos años después se celebró otra macro cumbre mundial. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro de 1992, despertó grandes esperanzas y fue la mayor conferencia celebrada hasta el momento, no sólo en número de participantes sino de asistencia de jefes de gobierno. Pero las expectativas no fueron satisfechas, perdiéndose una oportunidad única de iniciar un cambio de rumbo para construir un mundo más justo, seguro, próspero y sostenible.

El 22 de abril, Día de la Tierra, miles de organizaciones y millones de personas se movilizaran en el planeta por el medio ambiente.

Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org
Foto recogida de: http://www.universowicca.org

Tristán e Isolda

Tristán vivía con su tío, el rey Mark de Cornualles, cuando éste dejó de pagar tributo a Irlanda. Fue enviado a cobrarlo un campeón irlandés, al cual mató Tristán. Pero en el combate éste fué herido y su lesión se enconó. Se encontró una medicina que podía curarlo en Irlanda, adonde fue enviado Tristán bajo otro nombre. Allí le devolvió la salud Isolda, hija del rey de Irlanda.
Para restaurar la paz se acordó un matrimonio entre Mark e Isolda, y Tristán fue enviado a recogerla. Cuando vilvían bebieron de forma accidental una poción amorosa que había recibido Isolda de su madre, por lo que se enamoraron irremediablemente.
En su noche de bodas Isolda tenía que ocultar el hecho de que no era pura. De modo que la doncella de Isolda ocupó al amparo de la oscuridad su lugar en la cama de Mark. Posteriormente Tristán e Isolda siguieron engañando a Mark encontrándose en secreto siempre que podían.
Inevitablemente, Mark se enteró por los rumores, y decidió poner trampas a los amantes en las que estuvieran a punto de caer. Finalmente Isolda aceptó jurar por su propia vida que no era adúltera. Tristán asistió al ritual disfrazado de mendigo. Simulando que se caía entre sus brazos, Isolda pudo decir, con total veracidad, que sólo había sido abrazada por su marido y aquel mendigo.
Tristán, reconociendo que su amor estaba condenado, partió hacia Bretaña, donde se casó con la hija del rey Hoel. Sin embargo, echaba tanto en falta a Isolda que no logró consumar el matrimonio, por lo que su esposa se volvió muy celosa.
Un día Tristán recibió otra herida que se enconó, y creyó que sólo su amada Isolda podría curarle. De modo que envió un barco a recogerla. Tristán no estaba seguro de que Isolda aceptase acudir, y para saberlo cuanto antes ordenó al capitán que a la vuelta del viaje llevara velos blancos si ella iba a bordo y negros en caso contrario.
Tristán envió a su esposa a divisar el barco que volvía. Ésta, al verlo, mintió a Tristán y le dijo que las velas eran de color negro. Al oír esto Tristán murió con el corazón destrozado. Al llegar Isolda y encontrar a Tristán muerto, se afligió tanto que también murió.
El rey Mark los enterró juntos en Cornualles. Sobre la lápida de Tristán creció una viña y sobre la de Isolda un rosal; al crecer las dos plantas se trenzaron de modo inseparable.

Peredur, hijo de Efrawg


Tras la muerte en combate de su padre y de seis de sus hermanos, el joven Peredur fue llevado por su madre a vivir tranquilamente en un lugar en que no fuera tentado a tomar las armas. Pero un día tres caballeros que pasaban con sus corceles le impresionaron, por lo que dejó a su madre para seguirles hasta la corte de Arturo.
Cuando llegó, su aspecto y su ingenuidad fueron objeto de risa, pero pronto destacó derrotando y matando a un caballero que había insultado a la reina Ginebra. Mas Peredur se negó a ser uno de los caballeros de Arturo hasta haber vengado otro insulto. Había visto como Cei, el irritable compañero de Arturo, golpeaba y pateaba a dos enanos, por lo que no quiso aceptar el honor de unirse al grupo hasta que Cei aceptase su reto.
A todo esto, Peredur prosiguió sus viajes, y allí donde topaba con un enemigo de Arturo lo derrotaba y, a cambio de respetar su vida, lo enviaba a decir a Arturo que había sido vencido por Peredur, en cuyo nombre solicitaba su perdón. De resultas de ello Arturo estaba deseoso de abrazar al valeroso guerrero y envió a buscar a Peredur.
En su vagar, Peredur se encontró sucesivamente con dos tíos suyos. El primero, un pescador cojo, le dijo que nunca preguntara por las cosas que no entendía; en la corte del segundo vio una misteriosa cabeza cortada sobre una bandeja y tuvo buen cuidado de no hacer preguntas al respecto. Después de esto se enamoró de una doncella de mejillas sonrosadas y pasó cierto tiempo con los brujos guerreros de Caerloyw, quienes le instruyeron en el uso de las armas.
Finalmente Arturo localizó a Peredur, que se hallaba en lo alto de una colina soñando con el caballero negro, la piel blanca y los labios rojos de su amada. Arturo envió a varios caballeros, entre ellos a Cei, para acordar un encuentro, pero al irrumpir con rudeza en la ensoñación de Peredur, éste les hizo volver vencidos y ensangrentados. Gwalchmai, más cuidadoso, tuvo éxito donde los demás habían fracasado; y cuando Peredur supo que entre los guerreros a los que había vencido se contaba Cei, finalmente se unió a los caballeros de Arturo.
Peredur tuvo muchas aventuras en la corte, hasta que supo que la cabeza cortada que había visto en casa de su tío era la de un primo que había sido matado por los brujos de Caerloyw. Entonces Peredur se dirigió tardíamente al Castillo Encantado, donde él y el grupo de guerreros de Arturo se vengaron terriblemente de los brujos.

Lanval

Lanval, envidiado por su valor y su apostura, no gozaba de popularidad. En una ocasión se sintió desconsolado al ser invitado al pabellón de la mujer más bella. Ésta le dijo que había acudido desde muy lejos para comprobar si Lanval era tan apuesto y cortés como se contaba. Hicieron el amor y a continuación la mujer dijo a Lanval que jamás hablara a nadie de ella. Si cumplía esta condición, dijo, ella se le aparecería siempre que la necesitase y le haría rico. Lancal aceptó y volvió a la corte, donde se comportó muy generosamente con sus nuevas riquezas.
Su fama creció hasta que un día la reina Ginebra se le insinuó. Él la rechazó diciendo que era fiel a una dama mucho más hermosa. Ginebra dijo a Arturo que Lanval la había insultado, por lo que debía ser castigado.
Lanval fue juzgado e instado a presentar a la dama que era más hermosa que Ginebra. Él se negó, y cuando las cosas se empezaron a poner difíciles la dama se presentó radiante sobre un caballo blanco. Todos aceptaron que Lanval había dicho la verdad y recuperó su libertad. Entonces cabalgaron juntoos hasta Avalon y nadie más volvió a verlos.

Culhwch y Olwen

Culhwch recibió el nombre de la porqueriza en la que había nacido. Siendo muy joven irritó a su madrastra, quien acabó jurando que no conocería a ninguna mujer hasta que ganara la mano de Olwen, la hermosísima hija del gigante Ysbaddaden.
Culhwch acudió a la corte de su primo Arturo en busca de ayuda. Allí se había reunido un grupo de personajes extraordinarios para buscar el castillo de Ysbaddaden. En sus viajes encontraron al pastor de los gigantes, cuya esposa resultó ser tía de Culhwch. Cuando ésta supo de su búsqueda se resistió a ayudarle, pues había perdido a manos del gigante a veintitrés de sus veinticuatro hijos. De todos modos preparó un encuentro entre Culhwch y Olwen. Olwen era más bella de lo que Culhwch podía imaginar, por lo que le juró su amor eterno. También Olwen estaba enamorada, pero no quería dejar a su padre sin su consentimiento, pues sabía muy bien que su destino era morir el día en que ella se casase. Culhwch tenía que presentarse a Ysbaddaden, le dijo ella, y preguntarle qué aceptaría a cambio de la mano de Olwen.
Culhwch y sus compañeros se abrieron camino combatiendo hasta el castillo, donde Ysbaddaden les tuvo tres días esperando su respuesta. Finalmente cedió, entregando a Culhwch una desesperante relación de hazañas a realizar. En total eran 39, muchas de ellas relacionadas con la caza de Twrch Trwyth, hijo del príncipe Taredd, que había sido mágicamente transformado en jabalí. Ysbaddaden tenía especial interés por conseguir un peine y unas tijeras de entre las orejas del jabalí: ninguno de los suyos tenía fuerza suficiente para hacerle un buen afeitado.
Finalmente el propio Arturo dirigió la expedición que logró seguir la pista de Twrch Trwyth y de sus siete jabatos hasta Tsgeir Oervel, en Irlanda. Tras una larga y sangrienta batalla Arturo y sus hombres les persiguieron a lo largo del mar de Gales. Allí siguieron haciendo estragos hasta que arrojaron al jabalí al río Severn. Y mientras el animal luchaba contra la corriente, dos hombres de Arturo le arrebataron las tijeras y el peine que tenía entre las orejas.
Culhwch regresó al castillo de Ysbaddaden con ellos y todos los demás objetos que había sido retado a reunir. Reclamó a Olwen como esposa y afeitaron las barbas del gigante. A continuación Goreu, último hijo superviviente del pastor, cortó la cabeza de Ysbaddaden y la clavó en una estaca.

El llanto del ciervo

San Patricio y su discípulo, Benen, se hallaban camino de Tara con la intención de convertir a la nueva fe al rey de Irlanda, Loegaire mac Neill, y a todos sus seguidores. Era por pascua, y al acercarse a la ciudadela san Patricio se detuvo para celebrarla encendiendo una hoguera.
Aquella misma noche también Loegaire preparaba un hoguera; celebraba la festividad de Beltaine, en la que durante siglos su pueblo había encendido hogueras para festejar el renacer de la primavera. Pero tan pronto como su fuego hubo empezado a arder, vio en el horizonte la hoguera de San Patricio. Irritado por esta competencia pidió consejo a sus druidas, quienes profetizaron que la llama de san Patricio ardería eternernamente y que superaría a la suya. Esto irritó aún más a Loegaire, quien se propuso evitar que tal cosa sucediera.
El rey se lo tomó como un reto y condujo un ejército al exterior de Tara para enfrentarse al santo. Al acercarse vio que san Patricio levantaba los brazos en oración; a continuación descendió una niebla que oscureció la escena. Al declararse el aire no había señales de san Patricio no de su compañero. Pero cuando Loegaire volvió a avanzar, pudieron verse un ciervo y un cervatillo que se dirigían a Tara.

El Señor del otro mundo

Un día, mientras cazaba, Pwll, príncipe de Dyfed, ofendió a Arawn, rey del otro mundo, apartando a sus sabuesos de un venado que habían capturado. Para hacer las paces aceptó una propuesta.
Había un rey vecino llamado Hafgan que siempre amenazaba el reino de Arawn. Éste pidió a Pwll que adoptara su aspecto y que pasara en su lugar un año en el otro mundo. Al cabo de este tiempo tenía que matar a Hafgan.
Pwll estaba dispuesto a ello, pero le preocupaba lo que sucediera en sus tierras durante su ausencia. Arawn ya había pensado en esto: adoptaría el aspecto de Pwll y ocuparía su puesto en Dyfed. Esto satisfizo a Pwll e intercambiaron su apariencia. Pero antes de partir Arawn avisó a Pwll de que si Hafgan era herido por segunda vez tras recibir una herida mortal, volvería a la vida. Pwll se comportó honrosamente y, aunque la esposa de Arawn creyó que era su marido, no yació con ella ni una vez. Al cabo de un año mató a Hafgan con una única flecha y volvió a su país, comprobando que su reino había estado en buenas manos. Cuando contó a su pueblo lo sucedido le dieron el título de Señor del otro mundo.

Branwen, hija de Llyr

Branwen era hermana de Bran el Bendito de Gales. Para lograr la paz entre Gales e Irlanda fue desposada con el rey irlandés Matholwch. Pero su otro hermano, Efnisien, se opuso al matrimonio y ofendió a Matholwch cuando viajaba a Harlech para la boda mutilando a sus caballos tan gravemente que hubo que sacrificarlos.
Bran apaciguó a sus invitados con disculpas y regalos, el más precioso de los cuales era un caldero mágico de origen irlandés que podía devolver la vida a los guerreros muertos, si bien privados de la palabra.
Branwen fue llevada a Irlanda como esposa del rey Matholwch y durante algún tiempo vivieron felizmente. Pero el resentimiento del rey, alimentado por sus consejeros, creció hasta el punto de que empezó a culpar a su mujer. La confinó a las cocinas, donde era objeto a diario de los malos tratos de los criados, y tomó medidas para asegurarse de que Bran no la encontrara. Pero Branwen entrenó a su estornino para que llevara un mensaje a su hermano, quien respondió invadiendo Irlanda.
Bran, que era un gigante, vadeó el mar de Irlanda llevando sobre sus espaldas a su flota y a sus tañedores de arpa y laúd. Los irlandeses se retiraron al otro lado del río Shannon y destruyeron el puente. Pero el tamaño de Bran era tal que, formando un punte, logró que su ejército cruzara el río.
Para tranquilizar a Bran, Matholwch le dijo que cedía la corona al hijo que Branwen le había dado. Pero durante la investidura Efnisien se sintió desairado y lanzó al muchacho al fuego. La lucha se reanudó y los irlandeses, gracias al caldero mágico, llevaban las de ganar. Pero Efnisien destruyó el caldero e incluso a si mismo y los galeses vencieron dejando con vida sólo a siete hombres.
El propìo Bran fue mortalmente herido por un dardo mágico y ordenó que le taparan la cabeza y la llevaran al monte Blanco de Londres, donde había de ser enterrada mirando al este a fin de detener a los invasores. En su camino, los hombres que formaban la partida se quedaron siete años en Harlech. Visitaron el otro mundo de Gwales y pasaron ocho años en Pembroke. A todo esto, la cabeza seguía viva sin desfallecer; de hecho, era un magnifico compañero.
Al final se enterró la cabeza de Bran según sus propias instrucciones. En cuanto a Branwen, murió en Gales con el corazón destrozado lamentando que por su causa yacieran en ruinas dos grandes países.

Un día Oisin salió de caza con su padre, Finn mac Cool, y su grupo de guerreros escogidos, la Fianna. Se unió a ellos una hermosa mujer con aspecto de hada sobre un caballo blanco. Se llamaba Naim del Cabello Dorado y dijo que había ido para llevarse a Oisin consigo a Tir Nan Og, la tierra de la Eterna Juventud.
Naim les contó que amaba a Oisin desde que hacía unos años ella y su padre recorrieron Irlanda cabalgando. Entonces había visto a Oisin corriendo por los prados como un joven ciervo y le había parecido un perfecto cazador y guerrero. Durante siete años y siete días había vuelto, invisible, para verle crecer, hasta que su padre le dio la autorización para declararle su amor.
Naim lanzó un hechizo sobre Oisin para que también él la amara, tras lo cual cabalgaron juntos sobre el corcel blanco de Naim cruzando lagos, ríos y el brumoso mar hasta llegar a Tir Nan Og. Allí se casaron y vivieron felices durante trescientos años, que a Oisin le parecieron tres semanas.
Finalmente Oisin sintió nostalgia de su país y decidió visitar a su padre y a sus amigos. Naim hizo todo lo que pudo para disuadirle de volver a Irlanda. Mas no pudo hacerle cambiar de opinión, de modo que le dio para el viaje a su caballo blanco advirtiéndole de que no desmontara en ningún momento, pues de lo contrario no volvería jamás.
Cuando Oisin llegó a Irlanda encontró que todo había cambiado. El paisaje era diferente, su padre y la Fianna habían muerto hacía mucho tiempo y reinaba una nueva fe. Oisin, profundamente entristecido, inició su viaje para volver con su feérica esposa. Pero al poco encontró a un grupo de campesinos que intentaban cargar una pesada piedra en un carro y que le pidieron ayuda. Oisin asintió de buena gana, pero al detenerse se le rompieron las riendas y cayó a tierra. Inmediatamente el caballo se desvaneció y Oisin se transformó de modo espectacular en un hombre viejísimo, ciego y a punto de morir.
Fue conducido a presencia de San Patricio, que recorría el país predicando la nueva religión y el santo le recibió en la nueva fe. Además puso por escrito algunas historias de los viejos tiempos, cuando Oisin y la Fianna gobernaban el país. Pero el guerrero-poeta y el mundo que había conocido pronto desaparecieron para siempre.

Finn mac Cool, jefe de la Fianna, estaba haciéndose viejo, pese a lo cual decidió volverse a casar. Tras arduas deliberaciones escogió a Grainne, hija de Cormac mac Airt, rey de Tara. Grainne no podía amar a un hombre viejo y en el festín nupcial se interesó por un apuesto guerrero llamado diarmaid. Entonces se hizo con una poción adormecedora y, una vez dormidos todos los invitados a la boda excepto Diarmaid, Grainne le pidió que la llevara lejos.
Diarmaid, que era leal a Finn, al principio se negó. Pero Grainne puso en tela de juicio su virilidad y entonces él consintió. Y tomando algunos caballos y un carro del establo, se fueron mientras todos seguían durmiendo.
Cuando Finn despertó y se percató de lo sucedido se enfureció. Había perdido a su nueva esposa y a uno de sus mejores lugartenientes. Ordenó a la Fianna que les diera caza con la ayuda de mastines sin concederles un momento de descanso hasta su captura.
Diarmaid y Grainne huían aterrorizados y los perseguidores seguían tras sus huellas. La persecución eran tan encarnizada que apenas tenían tiempo de comer ni de dormir. Sólo pudieron obtener algún descanso gracias a la magia de Angus, padrino de Diarmaid, que les dejó su manto de la invisibilidad. Durante 16 años viajaron por toda Irlanda durmiendo incómodamente, comiendo lo que cazaban o recolectaban y pasando muchas aventuras con la protección de fuerzas naturales y sobrenaturales.
Finalmente Angus y el padre de Grainne se reunieron y solicitaron el perdón de la pareja. Finn accedió a interrumpir su caza si Diarnaid prometía no mostrarse con Grainne. En Tara se celebró un festín de reconciliación y el rey Cormac mac Airt devolvió sus tierras a Diarmaid.
Durante algunos años Diarmaid y Grainne fueron felices. Sin embargo, Finn no había dejado de odiar a Diarmaid y un día consiguió que acudiera con él a una cacería en pos del Jabalí de Boann Ghulban. Estaba profetizado que Diarmaid encontraría la muerte en lucha con esta bestia, que en realidad era su hermanastro encantado.
Como había sido predicho, Diarmaid fue mortalmente herido, y su única oportunidad de salvarse eran los poderes mágicos de Finn. Finn podía reanimar a los guerreros agonizantes dándoles agua con sus propias manos. Éste fue en busca de Diarmaid, pero en su camino desde la fuente el agua se le cayó por dos veces. A la tercera lo logró, pero ya era demasiado tarde: Diarmaid había muerto.

Deirdre de las Penas

Antes del nacimiento de Deirdre, el druida Cathbad profetizó que sería muy hermosa y que sería motivo de grandes sufrimientos para el Ulster. En consecuencia, cuando nació algunos quisieron matarla. Pero el rey Conchobar creyó poder cambiar el destino de Deirdre ocupándose de su crianza y desposándose con ella cuando llegara a la edad.
En un alojamiento escondido, Deirdre fue criada por Leborcham, nodriza de Conchobar, hasta convertirse en la hermosa joven que Cathbad había anunciado y estar casi a punto de desposarse con el rey. Pero un día Deirdre vio a un cuervo que bebía la sangre derramada sobre la nieve de un ternero recién descuartizado y preguntó a Leborchan si todos los maridos eran grises y arrugados con Conchobar o si había alguno con labios rojos como la sangre, piel blanca como la nieve y cabello negro como el cuervo. A Leborcham, olvidando la profecía, se le escapó que Naoise, hijo de Uisnech, tenía dichas cualidades, y Deirdre decidió inmediatamente conocerlo.
Ella preparó un encuentro y ambos se enamoraron de inmediato. Pero Naoise sabía que Deirdre estaba prometida al rey, por lo que se resistía a seguir adelante. Mas Deirdre amenazó con comprometerlo, de modo que para preservar su honor Naoise pidió ayuda a sus hermanos Ardan y Ainnle, y los amantes huyeron a Escocia.
Conchobar, enfurecido, les persiguió con un ejército. Se produjeron terribles combates, pero al cabo de un tiempo Conchobar tuvo que pedir una tregua. Envió a tres guerreros, Fergus mac Roich, Dubthach Doeltenga y Cormac, para que invitasen a los fugitivos a volver a casa y les garantizasen su seguridad. Pero en cuanto volvieron al Ulster Conchobar rompió su palabra e hizo que Eogan mac Durthacht matara a los tres hijos de Uisnech.
A Fergus y a sus hombres esta traición les enfureció. Atacaron a Conchobar matando a trescientos de sus hombres y luego desertaron huyendo a Connacht, rival tradicional del Ulster.
De modo que la profecía de Cathbad se cumplió y Deirdre no hallaba consuelo. Conchobar se desposó con ella, mas no eran felices. Al cabo de un año Conchobar preguntó a Deirdre cuáles eran las dos cosas que más le disgustaban. Deirdre repuso que le odiaba a él más que a nadie, y después de él a Eogan mac Durthachat. Entonces el rey decidió que, tras haber pasado un año con él, ella pasaría el siguiente con Eogan. Pero camino de la corte de Eogan, Deirdre se tiró del carruaje y murió.

El Salmón del Conocimiento

El bardo Finneces llevaba siete años pescando en Linn Feic, a orillas del Boyne, con la esperanza de capturar a Fintan, el fabuloso Salmón del Conocimiento. Se había profetizado que quien se comiera este salmón recibiría el don del conocimiento ilimitado y que dicha persona sería llamada Finn. Finneces pescaba despreocupadamente hasta que un día un muchacho llamado Demna le pidió ser su pupilo.
Y al poco tiempo, para gran alegría de Finneces, capturaron a Fintan. Era el pez más hermoso que había visto y se lo dio a Demna para que lo cocinase. Le dijo al muchacho que en modo alguno lo probase, pues después de tanto tiempo no quería perder su oportunidad.
Lo que Finneces ignoraba es que Demna era el apodo del joven Finn mac Cool. Mientras cocinaba el salmón, Finn se quemó la piel del pulgar y se lo chupó para aliviar el dolor. De modo que probó el salmón, por lo que éste le transmitió inmediatamente su conocimiento.
Cuando Finneces lo supo, le dijo malhumorado a Finn que tenía que comerse el pescado entero. Así lo hizo éste, y desde entonces tuvo el don de ver el futuro.

El festín de Briccriu

Para impresionar a sus invitados, Briccriu de la Lungua Envenenada construyó en Emain Macha una fantástica sala e invitó a un festín a todos los hombres del Ulster y de Connacht, rivales tradicionales. Mas nadie quiso acudir. Conocían perfectamente a Briccriu y su afición a la intriga. Pero les amenazó con tan terribles impuestos si se negaban que no tuvieron otra opción.
Ya en el festín era privilegio del guerrero más noble entre los presentes escoger la mejor pieza de carne. Briccriu se apresuró a aprovechar este protocolo heroico, en el que veía ocasión de provocar enfrentamientos. Dirigiéndose sicesivamente a los tres contendientes principales, Loegaire Buadach, Conal Cernach y Cuchulainn, les convenció para que reclamasen la pieza del campeón. Y para asegurarse de que se enfrentaran atizó además a sus esposas unas contra otras.
Tal y como Briccriu había planeado, se produjo una reyerta que sólo la sabiduría de Sencha mac Ailella pudo frenar sugiriendo que los tres heróes dejaran dirimir la disputa a la reina de Connacht, Medb. Tras una terrible ordalía Medb concedió el honor a Cuchulainn. Pero a su vuelta a Emain Macha, Loegaire y Conall afirmaron que la reina había sido engañada y se negaron a aceptar su veredicto.
De modo que los tres acudieron a Munster en solicitud del juicio del gran rey guerrero Cu Roi mac Dairi. Tras realizar nuevas pruebas de valor también este escogió a Cuchulainn. Sin embargo, los otros dos volvieron a negarse a aceptar su derrota.
El problema seguía sin resolver hasta que una noche, estando reunidos en Emain todos los hombres del Ulster, entró en la estancia un gigante andrajoso. Éste retó a Loegaire, a Conall y a Cuchulainn a cortarle la cabeza, diciéndoles que a la noche siguiente volvería para decapitarlos a ellos. Los tres aceptaron. El primero que probó fue Loegaire, quien decapitóo al andrajoso; éste abandonó el lugar con la cabeza bajo el brazo. A la noche siguiente, y habiendo recuperado la cabeza, el gigante volvió para vengarse; pero Loegaire, cobardemente, se echó atrás negandose a someterse.
Lo mismo sucedió en el caso de Conall. Al llegar su turno, solamente Cuchulainn estuvo dispuesto a pagar el precio. Se arrodilló y esperó el mandoble, mas éste no llegó. El gigante se convirtió en el propio Cu Roi mac Dairi, que confirmó la decisión que había tomado anteriormente. A continuación, liberó a Cuchulainn de la ordalía y el héroe fue declarado campeón indisputado de Irlanda.

El Toro marrón del Ulster


Una noche la reina Medb de connacht y su marido, Ailill, se hallaban charlando acostados y se jactaban de sus posesiones. Estaban casi igualados, salvo por Finnbennach, el gran toro de cuernos blancos que era propiedad de Ailill.
Medb buscó en vano en sus tierras un animal semejante hasta que oyó hablar de Donn, el magnifico toro marrón del Ulster que era propiedad de Daire mac Fiacniy. Daire estaba dispuesta a prestárselo a Medb durante un año si ésta se le hacía una oferta generosa, pero al embriagarse los enviados de la reina supo por ellos que pretendían hacerse con el animal con o sin su permiso. De modo que se negó a cooperar y escondió el toro.
Al oír las noticias Medb palideció y animó a Ailill a invadir el Ulster para apoderarse del toro marrón. Reunieron una gran fuerza de la que formaba parte una tropa bien disciplinada procedente de Leinster. La maléfica Medb, envidiosa de esa tropa, planeó devolverlos a su país o matarlos. Pero prevaleció la sensatez del consejo, que le recomendó repartir dicha tropa entre el resto de su ejército para extender su influencia positiva.
A continuación tuvo lugar un feroz combate entre las fuerzas de Connacht y las del rey Conchobar del Ulster en el que se enfrentaron familiares y viejos amigos lucharon entre sí. Durante mucho tiempo el gran guerrero Cuchulainn combatió al ejército de Connacht con una sola mano, puera era el único héroe del Ulster a quien no afectaba una maldición que debilitaba periódicamente a los hombres del país. Medb no logró derrotarle con trucos y trampas, por lo que Cuchulainn mató a muchos de sus hombres, unos enviados a batirse en combate singular y otros que le atacaban en grupos de cien. Finalmente los hombres del Ulster recuperaron sus fuerzas y, corriendo en ayuda de Cuchulainn, derrotaron al ejército de Medb.
Mientras tanto los exploradores de Medb habían encontrado al toro Donn y lo habían conducido de vuelta a Connacht junto con ciencuenta terneras del rebaño de Daire que le seguían. Cuando el toro marrón se encontró con el animal de cuernos blancos de Ailill, inmediatamente se enfrentaron. Las enormes bestias bajaron su cornamenta y se batieron en tremenda lucha, desbocándose por toda Irlanda. Finalmente se vio que el toro marrón galopaba victorioso de vuelta al Ulster, deseminando las entrañas de Finnbennach por la llanura. Pero Donn, que estaba exhausto y mortalmente herido, murió al poco tiempo.
De modo que en el plazo de un mes murieron miles de hombres por un capricho abusivo y ninguna de las partes se quedó con el gran toro.

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