El sauco mágico

En la antigua Roma, del 13 al 19 de febrero, se celebraba un festival que incluía tres celebraciones; Parentalia, Lupercalia y Feralia.
Las ceremonias empezaban el 13 de febrero, cuando se rendía homenaje a los Parentalia, los antepasados. Estos antepasados podían ser familiares ya fallecidos o, los antepasados mágicos que en realidad nunca se habían ido, sino que siguieron velando por los vivos.
Estos días no eran días de fiesta. Los matrimonios estaban prohibidos, los templos cerrados y los magistrados aparecían en público sin insignias.

El 14 de febrero se celebraba Lupercalia, la segunda celebración del festival. Lupercalia es el día de San Valentín original. En este día, la gente celebraba su sexualidad. Era el festival del "calor" natural: la apetencia sexual que impregna toda la Naturaleza, especialmente a los lobos. Lupa significa loba, y era un animal sagrado que simbolizaba la capacidad de engendrar y criar de la Madre Naturaleza.
En Lupercalia, las Doncellas escribían su nombre en trozos de papel, los ponían en una caja y los ofrecían a los chicos para que eligieran uno con el nombre de la que sería su compañera. Las jóvenes parejas pasaban el día juntas y solo la Diosa sabía qué consecuencias podía tener; romances, matrimonios o simplemente un día para recordar. Se procuraba que hubiera el mismo número de participantes de ambos sexos para que nadie tuviera que regresar solo a casa.

El último día del festival, Feralia, se celebraba el 19 de febrero. Al igual que en Parentalia, los templos permanecían cerrados, no se celebraban banquetes ni fiestas y los magistrados se mostraban en público sin insignias.
Feralia estaba dedicado a los ancianos. se apaciguaba a los espíritus de los muertos con ofrendas de comida, se limpiaba la casa, se lavaba la ropa y, en general, los rituales se solemnizaban en lugar de celebrarse.

Fuente: Cada día es una fiesta de Zsuzsanna E. Budapest.